En el corazón de Friburgo, una ciudad suiza que respira tradición y precisión, reside Carina García, una boliviana que ha encontrado en el tiro deportivo un puente entre sus raíces andinas y su vida europea. Su historia es un relato de adaptación, pasión y búsqueda de la excelencia.
«En Bolivia, el tiro es confidencial. A la escala del país, nosotros éramos una cincuentena a practicarlo», recuerda Carina, contrastando la situación con la abundancia de armerías y la popularidad del deporte en Suiza. «En mi país, encontrar un arma de competición o incluso munición era casi misión imposible. No hay armerías en Bolivia y todo debe ser importado, lo que es muy caro. Teníamos que aprovechar las competiciones internacionales para intentar comprar o intercambiar material con tiradores de otros países. Me maravilló llegar a Suiza. Bastaba con entrar en un comercio especializado y… había por todas partes».
Su llegada en 2008, para estudiar economía, marcó el inicio de una nueva etapa. «Al llegar a Friburgo, las primeras personas que conocí fueron las del club de tiro», explica Carina. «Siento que he progresado desde mi llegada a Friburgo», añade, reconociendo el alto nivel de competencia en Suiza como un factor clave en su desarrollo.
La historia deportiva de Carina comenzó en Lima, por influencia de su padre. «Mi padre era militar, en la marina peruana. Él fue quien me dirigió hacia el tiro. Pero no empecé hasta tarde, mucho después de mudarnos a Bolivia. Practicaba artes marciales y gimnasia. Tenía 16 años cuando mi padre me habló de un viaje a Buenos Aires, donde iba con la selección nacional de Bolivia.
«Puedes venir conmigo, pero tienes que disparar.» Evidentemente, terminé en el último puesto, pero me gustó y me enganché. Un año después, participaba en mis primeros campeonatos sudamericanos».
Con la mirada fija en los Juegos Olímpicos, Carina se prepara. «Este deporte es ante todo una cuestión mental. En competición, no conocemos los resultados de nuestros adversarios. Es una lucha contra uno mismo. No hay edad para progresar y siento que he dado varios pasos adelante desde mi llegada a Friburgo». Carina García, una atleta que representa la tenacidad y el espíritu de superación.